martes, abril 01, 2008

Economía Política

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 1 de abril de 2008

Las perspectivas para el desarrollo económico de América Latina, no son muy alentadoras. La economía colombiana no va a crecer este año, como lo hizo el año pasado, cuyo crecimiento fue del 7.62 por ciento, según reportó el Departamento Nacional de Estadística. Lo mismo va a ocurrir en otros países latinoamericanos.

Andrés Oppenheimer, autor ganador del Premio Pullitzer, afirma en su nuevo libro sobre el declive de las economías de América Latina, que todos los países están en riesgo de perder relevancia en el escenario mundial en los próximos 20 años. Argumenta el autor, que el crecimiento de América Latina (5%) está a la zaga de otras regiones en desarrollo. El crecimiento del producto interno bruto en estos países no ha logrado mejorar significativamente la distribución del ingreso, como lo han hecho otros países como China e India. Tampoco se han resuelto problemas de delincuencia e inseguridad, que afectan el clima de los negocios, como ocurre en los países asiáticos.

Para Oppenheimer y otros autores, que explican el desarrollo como un problema netamente económico, los hechos argumentados son válidos. Sin embargo, el problema del desarrollo de América Latina es esencialmente político y no económico. Para resolver los problemas socioeconómicos de los países latinoamericanos, hay que superar los problemas políticos que mantienen las sociedades de América Latina en conflicto, sin Estados fuertes y sin instituciones sólidas.

Los Estados en América Latina siguen en construcción, los gobiernos no han logrado forjar instituciones al servicio de los ciudadanos. Las políticas públicas de los buenos gobiernos no son sostenibles, entre otros, porque los sistemas políticos no funcionan como tal. Las instituciones para el desarrollo no han tenido como prioridad la educación, la investigación científica, la capacidad para inventar nuevas técnicas, nuevas tecnologías o nuevos modos de organización, para enfrentar la competencia internacional.

Colombia, en los últimos años, ha logrado tasas de crecimiento económico por encima de muchos países de América Latina, pero, los avances en las construcción de una institucionalidad política que integre la nación y genere confianza son muy pocos. No hay avances en el desarrollo político en el nivel nacional y local. Ni los partidos políticos, ni la rama legislativa, ni el sistema de justicia, por mencionar sólo algunas instituciones, han logrado la legitimidad necesaria.

El futuro de las economías de América Latina puede ser mejor que el pronosticado por Oppenheimer, dependiendo de cómo se produzca la dinámica interacción, entre la política que determina la orientación económica y los intereses económicos, que a su vez determinan el proceso político.

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