En el Camino Equivocado

Las estrategias de competitividad del país han minimizado el papel de la educación y de la cultura como eje fundamental del desarrollo de una nación. Así lo demuestran los resultados en dos pruebas que miden la calidad de la educación: las pruebas Saber 11 que incluyen las instituciones educativas, colegios privados y públicos de los municipios de Colombia y las pruebas internacionales Pisa 2012, realizada por la OCDE, que mide la calidad de la educación en el nivel internacional.

En ambas pruebas se registra un retroceso. En la primera, los resultados bajaron frente al 2012 y en la segunda, Colombia se ubica en el puesto 62, entre 64 países evaluados, es decir, prácticamente en los últimos lugares, en matemáticas, lectura y ciencias.

Las cifras del 2012 en las pruebas Pisa muestran una caída frente a las registradas en el año 2009. La mayor disminución se presentó en la lectura, en la cual el país se ubicó 10 puntos por debajo, seguida por la baja en matemáticas que fue de 5 puntos y por último, la de ciencias que cayó 2 puntos.

Parece que en la política pública las locomotoras no necesitaran quien las conduzca, el recursos humano no ha sido el punto central de la estrategia de competitividad. Muchos colombianos con viviendas nuevas, pero sin empleo de calidad, muchos niños y jóvenes con tabletas para jugar y no para leer.

Desde el sector privado predominan los reclamos por mejorar la infraestructura física (carreteras, puertos, aeropuertos) pero no la educación. Los empresarios saben que la educación de sus hijos en los colegios privados es mucho mejor que la educación que reciben la mayoría de los niños colombianos en los colegios públicos, sin embargo, son pocos e inocuos los esfuerzos por promover una educación integral, no sólo para desarrollar ciertas competencias, sino también para vivir y ser buenos ciudadanos.

Para concluir, se espera que los resultados en las evaluaciones de calidad de la educación sirvan para reorientar las políticas de desarrollo de los próximos años, para reconocer la educación como eje del desarrollo humano y para justificar una transformación del sistema educativo colombiano.