martes, junio 06, 2006

¿Qué sigue después de las cifras?

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 6 de junio de 2006

La información del Censo Nacional, es una importante fuente para evaluar los resultados de las políticas públicas en las últimas décadas y un necesario punto de partida para la formulación del próximo plan nacional de desarrollo. Una oportunidad, igualmente, para revisar, con información actualizada, una nueva organización territorial basada en regiones.

¿Qué ha pasado con la educación en nuestro país? De acuerdo con los primeros resultados del censo general, los niveles de analfabetismo han disminuido en los últimos 41 años, en la población de 15 años y más. La tasa pasó del 27.1% en 1964 al 8.6% en el año 2005. A pesar de la disminución, todavía existe un porcentaje importante de población que no sabe leer ni escribir, este porcentaje es mucho mayor cuando se mira la parte rural donde el analfabetismo es del 19.5%.

La asistencia escolar ha aumentado en todos los rangos de edad, sobre todo en los primeros niveles educativos. Hay más niños asistiendo a un establecimiento de educación formal. Mientras que en 1973 sólo el 11% de los niños entre los 5 y 6 años asistían a preescolar en el 2005 lo hacía el 78% de ellos. La asistencia de los niños entre 7 y 11 años también aumentó. En el mismo período de tiempo, la tasa pasó del 58.5% al 92.4%. Los mayores incrementos para estos dos rangos de edad se presentaron entre 1973 y 1985.

El 57.4% de los jóvenes entre 12 y 17 años asistían a un establecimiento educativo en 1973, el año pasado, el porcentaje de jóvenes que se encontraba estudiando subió al 78.3%. El rango de edad en el que se presentó el menor incremento fue en la población entre los 18 y los 24 años de edad, que es la población que debería asistir a un establecimiento de educación superior. Para esta población la tasa pasó del 19.1% en 1973 a sólo el 27.7% en el año 2005.

Las diferencias entre el sector urbano y rural, al igual que ocurre con la tasa de analfabetismo, son bastante marcadas. Esta conclusión no es nada nueva y siempre acompaña cualquier análisis basado en las encuestas de hogares y todos los informes de desarrollo humano. Las políticas de desarrollo rural se han quedado cortas frente al reto de integrar el campo y sus habitantes a los procesos de desarrollo.

Se resalta durante todos estos años el aumento en la asistencia de las mujeres a todos lo niveles educativos, particularmente, en el sector rural, donde la asistencia de las mujeres entre 5 y 24 años llegó al 58.5%, mientras la de los hombres fue del 55.6%.

El censo muestra que en materia de cobertura educativa se ha avanzado en Colombia desde 1973. No obstante, los resultados también reflejan la lentitud en la cual se producen los cambios en los indicadores educativos y la tarea pendiente del gobierno nacional y los gobiernos locales. Todavía el país tiene casi un 34% de la población en edad de estudiar, entre los 5 y 24 años, por fuera del sistema escolar. La educación debe estar en el corazón de la agenda pública. El reto debe ser la universalización de la educación en todos los niveles, a través de su reconocimiento como derecho, como se hizo en Pereira, durante la administración de Martha Elena Bedoya.

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