martes, junio 13, 2006

El Retrato de la política que no construye

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 13 de junio de 2006

El concepto de cultura política en sus primeras formulaciones estuvo muy asociado a cultura cívica, posteriormente se buscó identificar las actitudes culturales con los regímenes políticos. En las investigaciones de Almond y Verba se buscó caracterizar los rasgos específicos de ciertas culturas que facilitaran el desarrollo y el funcionamiento de los sistemas democráticos. La cultura política involucra, entre otros, prácticas, valores, actitudes, participación activa y capacidad de organización.

La construcción de cultura democrática es importante para la recuperación de la política, como el medio de acción colectiva que busca solucionar los problemas sociales y asumir los retos públicos. El esfuerzo de construcción de cultura política es necesario para afianzar los valores de respeto, de tolerancia y en general de convivencia, lo cual requiere de una institucionalidad que genere confianza y credibilidad, que sea reconocida y legítimamente aceptada.

En el proceso de construcción de cultura política, la educación en todos los niveles, es un factor esencial pero también los son los medios de comunicación. Si la generación de hechos transformadores en una sociedad no se sacan a luz pública, la gente pierde referentes para diferenciar las gestiones públicas. Si se retrata únicamente el presente, la gente pierde memoria sobre su pasado. En general, se necesita reflexionar sobre la información que se transmite a la opinión pública para que los medios se puedan convertir en facilitadores de los procesos de construcción de cultura política.

En la mayoría de los casos, en la cotidianidad, no se percibe un esfuerzo de los medios de comunicación para promover cultura política y construir institucionalidad democrática. Muchos de ellos se quedan en el esfuerzo necesario por llamar la atención, por despertar curiosidad, por entretener o por especular sobre el futuro. Sin embargo, el criterio y la forma de presentación de la vida política son factores cruciales, para hacer cultura política o para impedir que surja y crezca.

El trabajo de Meyer sobre “Medios Masivos de Comunicación: Cultura Política y Democracia” bien explica algunas de las falacias en las que caen los medios: la primera falacia es sobrepersonalizar la política. Se cree que la política es sólo una actividad de unos personajes políticos y los medios se concentran en mostrar lo que ellos dicen o hacen. La segunda, es asumir que los símbolos usados por los políticos son iguales a la realidad, sin analizar el contexto y el pasado de lo que se está transmitiendo. La tercera falacia consiste en creer que se debe seguir la agenda de los actores políticos y no la propia. Otros deciden que temas, que ideas, que problemas, que intereses, que organizaciones, que grupos y que personas merecen atención y cuales no. Se termina como dice Meyer en un seudo entretenimiento político o en una seudo comunicación política.

Una ilustración de lo que se pasa en los medios locales es la siguiente: se habla abiertamente de los candidatos de los alcaldes y el gobernador y no de los candidatos de los partidos políticos. Califican de débiles o fuertes los aspirantes si tienen alguno de los dos respaldos y no si tienen buenos programas o ideas. Redactores políticos empiezan a calificar posibles aspirantes de “transparentes” sin saber si son lobos vestidos de ovejas. Se publican boletines de prensa de casi media página de aspirantes apoyados supuestamente por dos partidos distintos y opuestos ¿Estamos con esas informaciones construyendo una cultura política local?

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