martes, noviembre 08, 2005

Fuga de Cerebros y Crecimiento Económico

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 8 de noviembre de 2005

Recientemente se presentó un estudio sobre “Migración internacional, remesas y fuga de cerebros” a través del cual se busca medir el impacto económico de las migraciones hacia otros países, desafortunadamente, las conclusiones no hablaban de la fuga de corruptos o de delincuentes. No, mencionaban la fuga de cerebros. Los emigrantes son en su mayoría personas trabajadoras y muchos de ellos son personas capaces y preparadas.

La investigación busca determinar que tan “buen negocio” es para Colombia la emigración de sus habitantes. Se analiza el efecto positivo que generan las remesas en la economía frente al efecto negativo en el crecimiento económico que puede producir la pérdida del capital humano que sale del país.

¿A cómo vende Colombia sus cerebros? Preguntaba un analista de El Tiempo, la semana pasada. Al país entran, en el año, 3.256 millones de dólares de remesas. En el año 2004, las remesas representaron aproximadamente el 4% del producto interno bruto. Entre junio del año pasado y julio de este año la cifra de remesas era igual al 70% de los ingresos recibidos por concepto de ventas de petróleo, en el mismo período. En el año 2003, las remesas fueron tres veces más altas que los ingresos recibidos por café.

Los recursos de acuerdo con Berubé (2005) benefician a más de 3 millones de colombianos, quienes gastan más del 80% de la plata en educación, comida, arrendamientos y servicios públicos. En este sentido las remesas ayudan a reducir la pobreza, con ellas los familiares (tres millones de personas) que permanecen en el país, tienen dinero suficiente para satisfacer, por lo menos, sus necesidades básicas.

¿Quién emigra? La respuesta a la pregunta determina, en parte, el efecto que sobre el crecimiento económico tienen las migraciones según los estudios mencionados. Para que la fuga de cerebros (gente con educación superior) afecte el crecimiento económico, los profesionales por fuera del país deben superar el 10%. El estudio de Beine, Docquier y Rapoport (2004), basado en cifras del año 1998 del Fondo Monetario Internacional, concluía, que, con un nivel del 5.8% de profesionales en el exterior no se le restaba ni se le sumaba nada al crecimiento económico colombiano.

Los datos reflejan el aumento constante en el número de emigrantes. Uno de cada diez colombianos vive en el exterior. En los últimos años se ha llamado la atención sobre el número de profesionales que han emigrado. Las políticas para satisfacer la demanda de mano de obra calificada de muchos países, como Canadá, y la falta de oportunidades en el sector privado y público en Colombia ha generado la salida de un capital humano en el cual se han invertido muchos años de educación. ¿Cuál es hoy el porcentaje de profesionales colombianos en el exterior? ¿Cuáles son las políticas públicas para evitar la fuga de cerebros?

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Sin indiferencia debemos estar ante las cifras de maltrato infantil presentadas la semana pasada, en Pereira, en el marco de la construcción de políticas públicas para la infancia. Mecanismos reales y legales de protección, así como planes efectivos se solicitaron para disminuir la tasa del 36.3% por cada 100 mil habitantes de maltrato infantil en la ciudad.

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