martes, mayo 24, 2005

Mujeres y nuevas generaciones

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 24 de mayo de 2005

Desde el surgimiento de las Naciones Unidas en 1945, se ha defendido la igualdad entre los géneros. Durante las tres primeras décadas, su esfuerzo en beneficio de la mujer, se centró principalmente en la definición de los derechos jurídicos y civiles de la mujer, y la recolección de datos sobre su condición jurídica y social en todo el mundo. Con el paso del tiempo, se hizo cada vez más evidente que las leyes, en sí mismas, no bastaban para garantizar la igualdad de derechos de la mujer.

En las décadas siguientes, las Naciones Unidas han invitado a todos los países a profundizar en las estrategias y en los planes de acción que pudieran convertir en realidad los derechos jurídicamente ganados. Los esfuerzos emprendidos tenían inicialmente el propósito de mejorar las condiciones de la mujer, en función de sus propias necesidades, en otras palabras, se buscaban los mecanismos para que la mujer pudiera educarse, tener servicios de salud e ingresar al mundo laboral o político.

En los últimos años, se ha resaltado, no sólo el papel de las leyes y los planes a favor de la mujer, sino, también, se ha reconocido su importancia para todo el proceso de desarrollo, por eso se ha buscado el fortalecimiento de su papel como agente del desarrollo y la promoción de su derecho a la participación activa en la sociedad.

La primera responsabilidad de la mujer, como agente del desarrollo, la ejerce en su papel de madre. Sin embargo, las mujeres no se convierten en agentes por sí solas. Para las Naciones Unidas, “debe reconocerse que el acceso pleno y en condiciones de igualdad a la educación es un requisito fundamental para la potenciación de la mujer, y un instrumento fundamental para lograr los objetivos de igualdad de género, desarrollo y paz”

Los gobiernos deben asumir el deber constitucional de prestar la salud y la educación a las mujeres. Madres sanas y saludables desde el embarazo tendrán hijos sanos. Con buena alimentación y nutrición les garantizamos una forma digna de crecer a nuestros niños. Por eso el programa de nutrición implementado, en la administración anterior de nuestra ciudad, incluyó a las madres gestantes. Si combatimos el analfabetismo, en las mujeres adultas, ninguna de ellas permitirá que sus hijos no sepan leer y escribir, ellas lucharán para que sus hijos no enfrenten con desventaja el mundo laboral. La eliminación de la alta tasa de analfabetismo entre las mujeres y las niñas es una tarea urgente a nivel mundial. La UNESCO calcula que dos terceras partes de los 875 millones de adultos analfabetos, en el mundo, son mujeres.

Madres con derechos pero también con deberes, preparadas para asumir la responsabilidad de criar un hijo. Por eso debemos controlar el embarazo precoz en las niñas y en las adolescentes, que ha aumentado en los últimos años. El aumento de embarazos no deseados en adolescentes se debe en parte a la carencia de educación sexual en la familia. Las madres pueden hacer un gran aporte para que los nuevos niños no terminen siendo criados por otros niños.

Si las mujeres están educadas, controlan el número de hijos y pueden prevenir que ellos entren a formar parte de la delincuencia. Si a los sitios donde ahora se reúnen y se forman los sicarios, llevamos una escuela, las primeras guardianas de sus puertas serán las madres. Con madres educadas podremos formar nuevos ciudadanos para nuestra región, una nueva generación más sana, más educada, más participativa y más feliz.

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