domingo, octubre 07, 2012

Reforma Tributaria



La reforma tributaria del gobierno nacional, calificada por algunos economistas como timorata y por otros como regresiva, significa un avance, insuficiente, pero sin lugar a dudas positivo. La reforma introduce cambios que pretenden resolver algunos de los problemas del sistema impositivo colombiano.

La simplificación del IVA y la disminución de los parafiscales son un avance. Sobre estos últimos, en anteriores columnas (www.adrianavallejo.blogspot.com), se analizó la necesidad de sustituir la financiación de los programas sociales con cargo a la nómina por otras fuentes de financiación.

La reforma tributaria del Presidente Santos, sustituye una parte de las fuentes de financiación, que hoy recaen sobre la nomina, por un impuesto a las utilidades de las empresas. Un paso adelante en la eliminación de obstáculos para la generación de empleo y la formalización laboral.

No obstante, Colombia, al igual que otros países de América Latina, necesita continuar profundizando en las reformas que permitan mejorar las condiciones de distribución del ingreso. El último Reporte de Economía y Desarrollo (2012) de la Corporación Andina de Fomento (CAF), muestra el bajo impacto del aumento de los impuestos y de los gastos, en América Latina, en el índice de GINI.

El índice de GINI mide la desigualdad en la distribución de los ingresos. Los países de América Latina, a pesar de las reformas tributarias, que muchos han adoptado en los últimos años, continúan registrando altos niveles de desigualdad, baja capacidad de recaudo (alta evasión y elusión de impuestos), altas tasas de informalidad laboral e insuficiente complementariedad en los subsidios o en el gasto social.

Los impuestos en el país no cumplen el papel redistributivo que por naturaliza deberían cumplir. Colombia es uno de los países del mundo con mayor desigualdad en la distribución del ingreso. Las brechas entre el sector urbano y rural no se han logrado disminuir y el sector agropecuario atraviesa por uno de sus peores momentos.

A pesar de los avances teóricos y normativos en el reconocimiento de los derechos y en la aplicación de políticas públicas con enfoques diferenciales, la inversión pública no ha logrado que en Colombia emerja una clase media.

Para concluir, es deseable acompañar la nueva reforma tributaria de una renovada estrategia de inversión de recursos públicos con mayor impacto redistributivo y de un  mecanismo de seguimiento que permita evaluar su impacto en la generación de empleo formal y por ende, en una distribución más equitativa del ingreso.  



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