domingo, octubre 28, 2012

Por una nueva masculinidad

El sábado concluyó en Pereira el IX Conversatorio Nacional de Género de las Altas Corporaciones Nacionales de Justicia. Este escenario, que propició la presidenta de la Comisión Nacional de Género de la Rama Judicial, la Magistrada María Victoria Calle, contó, entre otros, con los presidentes del Consejo Superior de la Judicatura, Consejo de Estado, Corte Suprema de Justicia, con el apoyo de la Dirección Ejecutiva de Administración Judicial, el Fondo de Población de la Naciones Unidas UNFPA. Importante haber sido la sede del evento y que se abran espacios de reflexión para trabajar por una sociedad más justa, más digna y más equitativa.

En Colombia una mujer es asesinada cada 6 horas, una mujer es violada cada 27 minutos y una mujer es golpeada cada 7 minutos (FORENSIS, 2011). A pesar de los avances normativos, persiste el maltrato y la discriminación. Uno de esos avances en la legislación es la Ley 1257 de 2008, por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres. Una herramienta fundamental para luchar contra este flagelo. Se destaca la atención integral a las mujeres víctimas con cobertura suficiente, accesibilidad y calidad. Se garantiza la alimentación y habitación para las mujeres víctimas y para sus hijos. Igualmente, formación a los servidores públicos para una adecuada prevención, protección y atención a las mujeres víctimas de la violencia.

Sin embargo, la violencia contra las mujeres debe entenderse como una manifestación del ejercicio abusivo de poder y no es gratuito que en la inmensa mayoría de los casos, los agresores sean hombres. Los ejercicios de dominación en una sociedad machista y patriarcal deberían ser puntos críticos a la hora de formular planes y programas encaminados a la prevención y promoción de los derechos de las mujeres, sin embargo, siguen siendo temas ausentes. Se requiere una apuesta por nuevas masculinidades, en las que los hombres estén a la altura de las demandas que les imponen el espíritu de las normas y de las nuevas políticas. Las manifestaciones de rechazo hacia la violencia son insuficientes. Hay que transformar las pautas de relacionamiento, en lo privado y en lo público y brindar a las mujeres reales condiciones para proteger la vulneración de sus derechos fundamentales.

Educación y cambios culturales para una nueva masculinidad son necesarios. Proyectos de equidad de genero, salud sexual y reproductiva y formación ciudadana deben ser fortalecidos y tener la importancia que realmente merecen para que las mujeres se empoderen en el ejercicio de sus derechos y para que los hombres estén en capacidad de respetarlos y de promoverlos. www.adrianavallejo.blogspoto.com

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