domingo, abril 12, 2009

Dinero y Votos

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, domingo 12 de abril de 2009

Recientemente, el gobierno planteó la posibilidad de incluir en la reforma política, la financiación completamente estatal de las campañas políticas. Si el sistema electoral colombiano hubiese demostrado algún avance en el control del origen de los dineros o en la manera y en los montos invertidos en las campañas políticas, la propuesta sería positiva. Sin embargo, la realidad es totalmente distinta.

Muchas campañas, son financiadas con recursos del narcotráfico, los paramilitares, la guerrilla o la corrupción. Situación a la que no escapan la mayoría de los partidos políticos en Colombia, con razón afirmaba Max Weber, “las finanzas de los partidos son el camino menos claro de la historia de éstos y, sin embargo, uno de los más importantes al revelar ciertas relaciones políticas al interior y exterior de tales partidos”.

Los recursos de diverso origen se pueden invertir en la compra de líderes o de votos, en la financiación de campañas negras contra los contendores, en fiestas y dádivas, sin que existan mecanismos eficaces de control en el sistema electoral vigente.

El control al tope máximo de gastos permitido en las campañas políticas, es otra de las normas burladas en cada proceso electoral. No existen mecanismos para controlar el inicio de los gastos de una campaña. La publicidad la inician antes del tiempo establecido por la ley y no se conoce sanción alguna, por parte del Consejo Nacional Electoral.

Tampoco sanción moral, para los candidatos que violan las normas electorales por parte de la ciudadanía. Todo lo contrario, el testimonio de algunos líderes en los barrios de Pereira, es una muestra de la cultura política que soporta el sistema electoral colombiano, es triste escucharlos decir: “ese candidato es fuerte, sabemos que robó mucha plata, pero estamos esperando que venga a soltarla en los barrios”. 

Todo esfuerzo por mejorar los controles al sistema electoral colombiano contribuye a la legitimidad del sistema democrático, pero antes de llegar al financiamiento público total de las campañas es necesario que existan mecanismos eficaces de control y supervisión de los recursos, por parte de los partidos políticos y de los organismos de control electoral.

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