martes, octubre 17, 2006

El Acuerdo Humanitario

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 17 de octubre de 2006

La posibilidad de llegar a un acuerdo humanitario con la guerrilla de las FARC, que permita la liberación de los colombianos secuestrados, ha despertado la esperanza sobre un acuerdo de paz. Los colombianos seguimos soñando con un país sin guerra. Sin embargo, el acercamiento logrado entre las partes, gobierno y guerrilla, hay que entenderlo en su justa dimensión, sin generar falsas expectativas.

Las dificultades para encontrar una solución negociada al conflicto son todavía enormes. El conflicto colombiano hace parte de lo que Azar (1990) ha denominado “conflictos sociales prolongados”, cuya dinámica se caracteriza por un incremento constante en las acciones violentas, injerencia extranjera, dependencia y desconfianza de las partes que producen como resultado la incapacidad para satisfacer las necesidades de la población, la fragmentación del tejido social y la debilidad institucional. La inercia del conflicto parece superior a la capacidad de resolverlo racionalmente.

Desde una perspectiva económica, para Shugart (1992) sólo cuando los costos de resistencia armada sean mayores a los costos de participación política, como un partido legítimamente reconocido, los grupos deciden desarmarse, como ocurrió en Centro América. El autor argumenta que los costos de participación para las FARC son más altos que mantener el control en ciertas regiones del territorio nacional.

En el mismo sentido Richiani (1997) considera que el costo económico de la paz en Colombia es muy alto. Todos los actores involucrados en el conflicto se benefician del negocio de la guerra. Los vínculos del conflicto con el narcotráfico, hacen del mismo un negocio sin sustituto y más cuando las políticas de desarrollo han generado el abandono del campo.

Desde el punto de vista político, se necesitarán surtir muchas etapas antes de llegar a una negociación, con razón el editorial del pasado domingo de El Espectador, considera que “se está ensillando sin traer las bestias” al proponer en este momento una Asamblea Nacional Constituyente o entregar curules en el Congreso de la República a la guerrilla, como lo planteó, en el encuentro de Confecámaras en Pereira, el director de esa entidad. A lo anterior se suma la propuesta del gobierno de buscar financiación al ELN si deja de secuestrar y otras propuestas de diferente orden que se realizaron durante la semana pasada.

La última Asamblea Nacional Constituyente permitió que el EPL y el M19 dejaran las armas y le apostaran a la democracia. El M19 ha dado el paso de formar y consolidar con seriedad un partido político como es el Polo Democrático. Por ahora, sólo se están buscando las condiciones para hacer posible una zona de encuentro en las montañas de Pradera y Florida, en el Valle del Cauca, que le permita a los secuestrados por las FARC regresar a sus hogares. Siempre será importante plantear alternativas para solucionar el conflicto con las FARC, pero no se debe hacer más complejo el proceso y concentrarnos en lograr el acuerdo humanitario.

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