martes, septiembre 06, 2005

¿Qué va a pasar después del huracán Katrina?

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 6 de septiembre de 2005
Sobre la destrucción generada por el huracán Katrina en Lousiana, Missippi y Alabama, se han hecho una serie de comentarios, en los últimos días, entre otros, se ha criticado la capacidad de prevención y respuesta del gobierno de Estados Unidos, se han comparado las imágenes con las de las hambrunas en los países africanos, se ha mostrado como el huracán ha revelado la segregación socioeconómica de los afroamericanos en Nueva Orleáns e incluso se ha analizado el lenguaje asumido por el gobierno y los medios de los Estados Unidos.

Los muertos, los heridos, los damnificados, la destrucción física y las imágenes de tristeza, dolor y desconsuelo de más de 1.2 millones de personas afectadas, muchas de ellas niños, concentran temporalmente la atención de los medios de comunicación en todo el mundo. Después de un tiempo todo pasa, nadie se entera de que pasó finalmente con la gente y no se analizan los resultados de las acciones emprendidas para prevenir futuras destrucciones humanas.

Los cambios climáticos, según el último informe Mundial sobre Desastres de la Cruz Roja (El Espectador, 4 de septiembre) han aumentado el número de fenómenos naturales y la magnitud de los mismos. La temperatura global ha subido 0,7 grados centígrados en los últimos 300 años, en Asia y África han aumentado la frecuencia de las sequías, el nivel del mar ha crecido 10 centímetros, los ciclos de las lluvias han cambiado y la mayoría de los glaciales, no polares, están disminuyendo.

Las sequías han afectado el continente más pobre, África. En los últimos dos años, 14 millones de personas han sufrido hambrunas y epidemias en Etiopía, Angola y Mozambique. Como las muertes son diarias y no producen el impacto de un gran desastre, no logran llamar la atención de los medios internacionales. En este momento, 3,6 millones de personas, entre ellas 800.000 niños padecen una grave hambruna en Níger.

Los cambios climáticos, de acuerdo con el estudio, pueden contribuir a producir más tsunamis o katrinas y en el largo plazo a que falte el agua potable, a cambiar la producción de alimentos, a la extinción de especies y a subir los índices de mortalidad en los países más pobres.

La reducción de gases de efecto invernadero, como lo establecen las metas del Protocolo de Kyoto, para los países industrializados, ayuda a detener el calentamiento global y con ello se avanza en la reducción de los desastres naturales como los terremotos, los huracanes, las inundaciones y las sequías, que tanta muerte y dolor han causado a sus víctimas.

La comunidad internacional, todos los ciudadanos del mundo y los medios de comunicación tenemos la responsabilidad, en los próximos años, de fortalecer las agendas ambientales, de revisar el avance en los compromisos del Protocolo de Kyoto y de ejercer mayor presión para que Estados Unidos, hoy víctima de un gran desastre, asuma la responsabilidad con el mundo entero y firme el protocolo.

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No sólo se ignoran los muertos por las hambrunas en África, en el municipio de Dosquebradas (Risaralda) mucha gente estuvo durante 10 días sin agua. El décimo día ya se notaba la desesperación de la gente. ¿Qué pasa con el agua en Dosquebradas? ¿Por qué nadie se entera de lo que pasa en el municipio “industrial”?

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