martes, febrero 24, 2009

Legalización de la Droga

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 24 de febrero de 2009

La lucha contra las drogas y el consumo de sustancias psicoactivas fue uno de los fracasos del siglo XX, si el debate para enfrentarlos continúa politizándose y disfrazándose con argumentos moralistas, muchos escribirán en el siglo XXII que la lucha contra las drogas en el siglo XXI también fue un gran fracaso.

El cultivo, la producción, la distribución, la comercialización y el consumo de drogas sigue creciendo por ser un negocio altamente lucrativo. El precio protegido de las drogas ha creado una industria gigantesca con una amplia red de actores y canales de distribución.

La Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, argumenta que “mediante la simple vía militar o policíaca no se podrá terminar con el flagelo que azota por hoy a los pueblos, mejor conocido como el crimen organizado”. Afirma con razón la Comisión, que el tema de las drogas no se ha podido debatir, de manera abierta, porque existen una serie de prejuicios que no han permitido buscar otras soluciones al problema de las drogas y su consumo.

En este siglo ya deberíamos tener la apertura suficiente para poner sobre la mesa el debate sobre la legalización de las drogas. Los gobiernos deberían contratar estudios técnicos para analizar otros enfoques, definir otras políticas e implementar otras estrategias. El consumo de drogas es un problema de salud pública y el narcotráfico es un negocio que persistirá y crecerá en la misma proporción en que suban los precios de la droga.

El reciente nombramiento del Zar antidrogas, en Estados Unidos, podría significar un nuevo enfoque en la política contra las drogas, sus primeras medidas en cuanto al consumo y la penalización hacen énfasis en las políticas de salud pública y no en la prohibición. En Colombia también deberíamos avanzar, pero el gobierno está cerrado al debate, ha entregado el problema a la opinión pública.

El gobierno considera que el consumo estimula el tráfico de drogas y se ha enfrascado en la penalización de la dosis personal. Lo que estimula el tráfico de drogas no es el consumo, es el precio de las drogas, la alta rentabilidad del negocio, el alto precio que la gente está dispuesta a pagar. El narcotráfico alimenta el terrorismo por la misma razón, porque los precios garantizan que las utilidades alcancen a financiar diferente modalidades de crimen organizado.

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