martes, noviembre 18, 2008

¿Qué Podemos Hacer?

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 18 de noviembre de 2008

El mundo, por primera vez en su historia, tendrá este año más de la mitad de su población humana, viviendo en las zonas urbanas,  3.300 millones de personas. Se estima que para el 2030, la cantidad habrá llegado a 5.000 millones. El rápido crecimiento de la población en el siglo XX (de 220 millones a 2.800 millones), continuará en los países en desarrollo. En el año 2030, las ciudades de los países en desarrollo concentrarán el 80% de la población urbana del mundo (ONU-Hábitat, 2008).  

Los planes, pero sobre todo las acciones, que se tomen ahora, determinarán si para el 2030 una ciudad concentrará más pobreza, más desorden urbano, más contaminación o si por el contrario, será más competitiva, más sostenible y con más calidad de vida para sus ciudadanos.

El crecimiento demográfico para los próximos decenios, será mayor en los países pobres y dentro de ellos, las familias con menores ingresos son las que tendrán el mayor número de hijos. Para romper ese círculo vicioso de la pobreza es necesario fortalecer los programas en salud sexual y reproductiva, que eviten que las mujeres y las adolescentes tengan una fecundidad no deseada. Pereira, inició este tipo de programas en el año 2001 y debería continuar con ellos, en las próximas décadas.

La gran mayoría de ciudades, en los países en desarrollo, no tienen la capacidad fiscal para responder a todas las demandas de inversión urbana. El modelo de ciudad debe ser coherente con esa condición. A pesar de que algunos planificadores defienden las ciudades dispersas, la gran mayoría coinciden en que son mayores las ventajas de las ciudades compactas. No se debe discutir sobre el modelo de ciudad en abstracto, la realidad es que para las ciudades, en los países en desarrollo, el modelo de ciudad compacta es casi una necesidad de supervivencia urbana.      

Este modelo de ciudad es más sostenible porque se disminuyen los desplazamientos de los ciudadanos y por lo tanto, se reduce la contaminación atmosférica y el consumo de energía. Los costos de infraestructura física y de servicios públicos son menores.  En las ciudades compactas, también se disminuyen los problemas ambientales, los daños ecológicos y se ayuda a la conservación de tierras productivas para la producción de alimentos.

Las inversiones en Pereira deben ser coherentes con el modelo de ciudad compacta, es necesario continuar renovando y revitalizando el centro de la ciudad e incentivando el desarrollo de proyectos inmobiliarios. “La humanidad tiene una segunda oportunidad: ahora necesitamos desarrollar zonas urbanas que sean equivalentes en tamaño al menos a las ciudades que ya hemos edificado; pero necesitamos hacerlo mejor y en un lapso muy breve” (ONU-Hábitat, 2008) Esta recomendación de Hábitat debería guiar la propuesta de revisión del Plan de Ordenamiento de la  ciudad y su Programa de Ejecución.

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