martes, mayo 16, 2006

Despenalización del aborto: Un paso hacia adelante

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 16 de mayo de 2006

La sentencia de la Corte Constitucional mediante la cual se despenaliza el aborto en tres casos: violación, malformación del feto y riesgo para la vida y la salud de la madre, representa un avance para la democracia colombiana. Colombia hacía parte de los pocos países del mundo en el cual no se reconocía, bajo ninguna circunstancia, el derecho a decidir libre y responsablemente por el aborto. Por el contrario, el código penal establecía que “la mujer que causare su aborto o permitiere que otro se lo cause, incurrirá en prisión de uno a tres años. A la misma sanción estará sujeto quien, con el consentimiento de la mujer, realice la conducta prevista en el inciso anterior”.

Una mujer no podía abortar para salvar su propia vida, cuando ella estaba en riesgo. La mujer estaba obligada a traer al mundo un bebé que llegaba a sufrir o no sobreviviría sino pocas horas o días. Tampoco una mujer era autónoma para decidir si tenía un hijo producto de una violación que incluso podía ser incestuosa.

La posición en contra del fallo, de la iglesia católica, es completamente respetable, sin embargo, la Corte se basa en la Constitución de año 1991 que definió el Estado Colombiano como laico. El fallo en derecho de la Corte Constitucional permite la posibilidad de que la mujer decida, bajo las tres condiciones permitidas, si interrumpe o no su embarazo. No obstante, una mujer basada en sus creencias religiosas, puede decidir no abortar.

La despenalización tendrá efectos positivos en la disminución de la mortalidad materna. Las mujeres no tendrán que recurrir a centros clandestinos, donde se pone en riesgo la vida de la madre por no cumplir con las condiciones de salubridad necesarias. Se calcula que una mujer muere cada 6 minutos en el planeta por complicaciones de un aborto mal practicado. En Colombia, se estima que se realizan alrededor de 350.000 abortos al año y un 25% de estos son en adolescentes. Un estudio de las Naciones Unidas señala que el aborto es la segunda causa de mortalidad materna en Colombia. El 23 por ciento de las muertes son el resultado de abortos mal practicados.

La reglamentación del gobierno para que el aborto se incluya en el Plan Obligatorio de Salud deberá garantizar que las mujeres puedan ejercer el derecho ganado, sin trabas por parte de los centros de salud. Un hospital no podrá alegar, como se mencionó sobre varios hospitales de Bogotá, en el periódico El Tiempo, del domingo pasado, que va a apelar a la objeción de conciencia para no practicar los abortos. Uno u otro médico lo podrá hacer pero no un hospital como un todo.

Superada la discusión alrededor del fallo, la atención debe ser sobre la urgencia de prevenir los abortos. No podemos seguir con una alta tasa de embarazos no deseados. Necesitamos más educación sexual para los hombres y las mujeres, mayor disponibilidad de métodos anticonceptivos, mayor fomento y promoción en el uso de dichos métodos, en especial para los jóvenes y las familias de escasos recursos.
Gracias a Mónica Roa y a quienes con perseverancia y decisión la acompañaron en su lucha, el Estado colombiano ha logrado dar un paso hacia adelante en el reconocimiento de los derechos de las mujeres.

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