martes, enero 03, 2006

El Diálogo: Lo importante es llegar a una conclusión

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 3 de enero de 2006

En un año político, como el que inicia esta semana, es importante el diálogo como forma de comunicación entre los diferentes actores políticos. En el diálogo se manifiesta la capacidad de comunicarse con el otro. No significa renunciar a las ideas o a las creencias propias, sino construir a partir de una mejor comprensión del otro.

Nosotros, las generaciones que no hemos conocido un país en paz, tenemos que promover una campaña no por la unidad de conceptos, sino argumentar, que la diversidad se puede combinar con el dialogo. No debemos auto aislarnos, por el contrario, debemos pensar formas en las cuales podamos ser lo más interactivos posibles, reconociendo la pluralidad y respetando las diferencias. Todas las personas y los procesos políticos tienen valores y algo que ofrecer. Se puede ganar mucho entendiendo mejor al otro.

Sin embargo, para que haya diálogo debe haber un sujeto dispuesto e interesado en dialogar. A una democracia no la debilitan las diferentes posiciones políticas, sino el poco interés por las mismas, y la permanencia de sujetos cuya motivación no es defender sus ideas sino sus propios intereses. En medio de la apatía ciudadana pueden sobrevivir los negociantes de la política o los perezosos que van a dormir al Congreso de la República.

Los medios de comunicación pueden ser facilitadores de diálogos políticos o ciudadanos, o por el contrario, pueden promover las polarizaciones que en nada ayudan a realizar un debate serio sobre nuestros problemas. Hay cansancio de las confrontaciones, de buscar siempre las diferencias y no los puntos en los cuales puede haber coincidencias.

Un diálogo sobre los contenidos de nuestras agendas de desarrollo regional o nacional, durante este año 2006, es más importante que polarizar al país entre los uribistas y los no uribistas o pensar que se puede realizar un análisis integral de nuestras políticas de desarrollo, separando: “lo humano”, “lo social”, “lo económico” o “lo físico”.

Para terminar, como decía Borges: “nuestra vida, como estos diálogos y como todas las cosas, ha sido prefijada. También los temas a los que nos hemos acercado. Con el correr de la conversación he advertido que el diálogo es un género literario, una forma indirecta de escribir. El deber de todas las cosas es ser una felicidad; si no son una felicidad son inútiles o perjudiciales. A esta altura de mi vida siento estos diálogos como una felicidad. Las polémicas son inútiles, estar de antemano de un lado o del otro es un error, sobre todo si se oye la conversación como una polémica, si se la ve como un juego en el cual alguien gana o alguien pierde. El diálogo tiene que ser una investigación. Y poco importa que la verdad salga de uno o de boca de otro. Yo he tratado de pensar al conversar, que es indiferente que yo tenga razón o que tenga razón usted; lo importante es llegar a una conclusión, y de qué lado de la mesa llega eso, o de que boca, o de qué rostro, o desde que nombre es lo de menos”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy interesante