miércoles, diciembre 27, 2006

Tejiendo Ciudadanía en el año 2007

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, miércoles 27 de diciembre de 2006

Los ciudadanos son la base de la democracia. Sin ciudadanos no hay instituciones. Un buen propósito para el año 2007 es avanzar en la formación de unos ciudadanos más activos y responsables. Necesitamos más personas con una motivación clara hacia la ciudad y con respeto hacia lo público. Mujeres y hombres que además de ser estudiantes, padres de familia, trabajadores, empresarios o artistas sean también ciudadanos. Para tejer ciudadanía se necesita mayor capital humano, social y político.

Un mayor capital humano facilita la formación de competencias ciudadanas, sin embargo, esto no es suficiente. Las destrezas, las habilidades y las capacidades per se, no hacen ciudadanos. La educación juega un papel fundamental, permite el conocimiento de los derechos y los deberes, pero la ciudadanía se desarrolla y se alimenta dentro de un marco cultural.

Lo cultural supone que los habitantes tienen sentido de pertenencia por su territorio y conocen su historia. Sin embargo, la construcción de identidad no debe ser sólo para los que nacieron en la ciudad es para todos aquellos que llegaron a vivir y a ser ciudadanos en ella. La nueva ciudadanía es sensible a los problemas de la sociedad, es abierta y respeta las diferencias, es tolerante y acepta la diversidad. Ser ciudadano de Pereira implica quererla y cuidarla porque todos somos parte de ella.

Un mayor capital social, promueve virtudes sociales como la solidaridad, la cooperación o la organización de redes e instituciones, que a su vez impulsan la participación ciudadana. Con los otros se hace lo público y se teje ciudadanía.

Un mayor capital político permite que la ciudadanía se ejerza dentro de un Estado fuerte y no débil, un Estado al servicio de los intereses públicos y no subordinado a los intereses privados o grupales.

Para formar ciudadanía se necesitan gobiernos que generen confianza. Lo contrario, como lo señala Hanna Arendt, produce pérdida de legitimidad. El pueblo deja de ser ciudadano en el pleno ejercicio de la palabra y pierde su capacidad de acción política responsable, cuando el gobierno en el poder abusa de las leyes o cuando su autoridad se convierte en dudosa o cuestionable. Los negociantes en el poder son los enemigos número uno de la formación de ciudadanía.

Como señala Fernando Carrillo, “el capital político hay que invertirlo en la defensa del Estado de Derecho y en la seguridad jurídica para crear reglas de juego claras, previsibilidad y derechos colectivos. La amenaza sigue siendo el populismo que continúa dispuesto a sacrificar las instituciones para llevar a los electores al abismo de las soluciones inmediatistas”.

El reto de tejer ciudadanía es grande pero hay que plantearlo.

FELIZ AÑO 2007.

martes, diciembre 19, 2006

No es posible el desarrollo social sin empleo

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 19 de diciembre de 2006

“No hay desarrollo humano sin desarrollo económico” señaló Cesar Vallejo en el evento sobre perspectivas para un segundo informe regional de desarrollo humano para el eje cafetero, celebrado en Pereira, la semana pasada. La relación entre desarrollo económico y desarrollo humano es bidireccional.

Ha sido bastante estudiada, discutida y explicada la relación entre el capital humano y el desempeño económico. El aumento en las capacidades y las competencias de las personas, genera mayores oportunidades y mayor libertad. Una persona educada y con salud tiene mayores posibilidades de aportarle a la sociedad y a su propio bienestar. El desarrollo humano fortalece la autonomía, aumenta las competencias laborales y mejora la capacidad para tomar decisiones. En otras palabras, no puede haber competitividad sin actores o sin agentes que la soporten. Las condiciones de esos actores dependen del desarrollo humano.

La otra relación entre desempeño económico y capital humano, no ha tenido la misma importancia. Incluso algunos la llegan a considerar excluyente. Quienes así piensan con frecuencia afirman “lo importante es lo humano, lo social y no lo económico”, “el desarrollo económico es para los ricos y el desarrollo social es para los pobres”. De esta manera excluyen el empleo como una condición necesaria para mejorar las condiciones de vida de la gente y defienden el asistencialismo porque es social y beneficia directamente a los pobres.

Como argumenta Cesar Vallejo: “El buen desempeño económico es necesario para lograr un mejor desarrollo humano. Las actividades conscientes del ser humano, en todos sus ámbitos, tienen como objetivo la búsqueda de su bienestar: la atención de necesidades básicas, la solución de problemas y la satisfacción de aspiraciones… Por eso la economía se puede definir como el manejo (asignación, transformación, creación de valor, utilización) de recursos disponibles de una sociedad, para satisfacer sus necesidades básicas y cumplir sus aspiraciones de mejorar permanentemente los niveles de bienestar”.

Para mejorar el desarrollo humano, hay que aumentar la competitividad de nuestras ciudades y regiones. Lograr ser competitivos es un reto social y no sólo económico. La generación de ingresos debe ser una prioridad. La construcción de un mejor futuro para los habitantes del eje cafetero depende también de las oportunidades de empleo que encuentren en la región.

Para todos una FELIZ NAVIDAD.

* * * * *

La campaña de prohibición a la pólvora merece mayor apoyo. Sin incluir otros centros de salud, en sólo el hospital San Jorge, se han atendido 75 personas quemadas por pólvora u otros accidentes caseros. La mayoría de las personas quemadas durante esta época de navidad son niñas y niños.

martes, diciembre 12, 2006

¿El Derecho a la Salud?

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 12 de diciembre de 2006

El sistema de salud en Colombia, no ha logrado garantizar la cobertura universal de sus servicios. El aumento del gasto público en salud, como porcentaje del PIB, no ha tenido un crecimiento proporcional en los servicios y en la calidad de la atención en salud. La ley 100 de 1993 estableció un sistema que ha dejado en manos de agentes privados, de diversa naturaleza, una suma importante de los recursos de la salud. Las empresas privadas dedicadas al “negocio de la salud” han registrado liquidez y grandes utilidades en sus estados financieros. Al tiempo que los hospitales públicos entraron en crisis financiera y los médicos y los trabajadores del sector salud han tenido que pasar varios meses sin recibir sus salarios.

El Congreso de la República aprobó, la semana pasada, una reforma a la ley 100 que pretende corregir algunas fallas del actual sistema. No se podría catalogar la reforma de estructural, pero sí permitirá un mayor control y protección a los usuarios, que hoy tienen que recurrir a la acción de tutela para reclamar un derecho fundamental. La mayoría de las tutelas presentadas en los últimos años corresponden a reclamaciones del Plan Obligatorio en Salud (POS).

La reforma creó la Comisión de Regulación en Salud, como unidad técnica especial, que definirá los POS, el listado de medicamentos, las reglas para el traslado de afiliados entre EPS y el valor de la Unidad de Pago por Capitación. También se creó el Sistema de Inspección, Vigilancia y Control que se encargará de vigilar la administración y aplicación de los recursos del sector y velar porque se respeten los derechos de los usuarios del Sistema General de Seguridad en Salud. Aparece la figura del Defensor del Usuario de Salud. Con estas medidas, la reforma reconoce que la competencia no era mecanismo suficiente de control para las entidades prestadoras de los servicios de salud.

Se eliminaron barreras para el acceso a los servicios de salud como los copagos y las cuotas moderadoras del régimen subsidiado. Se disminuyeron los períodos mínimos de cotización al régimen contributivo para recibir atención de enfermedades costosas. El plan obligatorio en salud será actualizado por lo menos una vez al año. Las actividades de prevención y promoción en salud serán implementadas por las Empresas Sociales del Estado con las que deberán contratar las EPS del régimen subsidiado.

El gobierno nacional espera incluir 8 millones más de beneficiarios al régimen subsidiado en salud, durante los próximos 4 años. La meta es importante pues busca llegar a una cobertura universal en salud. No obstante, si no se corrigen las fallas estructurales del sistema, es difícil que la meta se cumpla. Como la salud no se defiende como un derecho, los recursos para atender el servicio, como lo afirma Montenegro, no llegan a los más pobres se quedan en los intermediaros de la politiquería que ronda al SISBEN (Sistema de Selección de Beneficiarios) o de “mafias, aliadas u organizadas por los paramilitares, de la mano de grupos de senadores, representantes, alcaldes y otros funcionarios…” (El Espectador, 10 de diciembre 2006).

Se espera entonces que las reformas introducidas permitan, por lo menos, dignificar la atención a los usurarios y disminuir la inequidad en la prestación de los servicios.

martes, diciembre 05, 2006

¿Responsabilidad Social Empresarial?

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 5 de diciembre de 2006

Desde la década pasada se habla de la importancia de la responsabilidad social empresarial o la responsabilidad social corporativa. A través de ella, se busca que las organizaciones empresariales asuman el compromiso de contribuir en la satisfacción de las necesidades de determinados grupos de población. Por ejemplo, almacenes Éxito, a través de su fundación, apoya programas de nutrición para los niños de familias de escasos recursos. La multinacional Jhonson & Jhonson contribuye en la prevención de la desnutrición, el maltrato infantil y el embarazo en adolescentes. Otras empresas ejecutan proyectos educativos, culturales, ambientales o habitacionales.

Son muchas las personas que se han beneficiado en el país gracias a los proyectos sociales adelantados por las empresas, seguramente muchos niños, jóvenes, mujeres y hombres se hubiesen quedado sin atención alguna, si no existiesen los proyectos sociales mencionados. Los proyectos tienen un gran valor social. Sin embargo, el tema despierta varias reflexiones.

Las primeras formas de responsabilidad social partían de la caridad. No había responsables del bienestar. Las creencias religiosas daban los principios para apoyar al prójimo. Con la creación de los Estados, estos asumen la responsabilidad del bienestar social (educación, salud, servicios públicos, seguridad social) y la redistribución del ingreso por medio de los tributos.

¿Por qué entonces las empresas no aumentan los dineros entregados al Estado a través de la tributación para que aumente su capacidad de atender las necesidades sociales? ¿Será que las instituciones del Estado no generan la suficiente confianza para administrar los dineros públicos? Precisamente la desconfianza en los gobiernos y su incapacidad para resolver los problemas en los países en desarrollo, explica la proliferación de organizaciones no gubernamentales y la cantidad de dinero manejado por ellas, en los años 80´s y 90´s. Lo empresarial, lo caritativo, o lo No gubernamental como las ONG se consideran mejores vehículos para solucionar los problemas de la comunidad.

La responsabilidad social implica también un compromiso con la formación del Estado. La participación política responsable y ética de los empresarios es fundamental, para la construcción de una nueva institucionalidad pública que pueda, de manera integral, superar los niveles de pobreza de casi la mitad de la población colombiana. Si quienes tienen sus necesidades básicas insatisfechas, se marginan de los proceso políticos, ¿quién entonces construye el Estado?

Los interrogantes que se plantean sobre la responsabilidad social, como aparece en la revista Dinero del 9 de junio son: “¿es mejor invertir en educación o en salud?; ¿qué es más valioso socialmente apoyar a un grupo de madres adolescentes o construir un techo a desplazados?; ¿es más productivo adelantar investigaciones sobre tratamiento de enfermedades tropicales o debemos concentrarnos en la construcción de cultura ciudadana?” La propuesta es preguntarse primero: ¿cómo podemos aportar a la formación del Estado, a la construcción de una institucionalidad pública que pueda per se asumir su responsabilidad social?