martes, marzo 28, 2006

La responsabilidad de participar

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 28 de marzo de 2006

En diciembre del año 2004 un grupo de personas decidimos iniciar un nuevo proceso político para Risaralda, consideramos importante participar en las elecciones al congreso y asumí el reto de aspirar a la Cámara. Durante más de un año visitamos todas las noches y todos los fines de semana diferentes barrios y veredas, tocamos muchas puertas y hablamos permanentemente con la gente en la calle. También realizamos talleres con los jóvenes y diálogos para tejer ciudadanía. Crecimos como grupo y alcanzamos a despertar en más de 11.000 personas una esperanza de cambio.

Escribí mi columna hasta antes de inscribirme en la Registraduría como candidata. Hoy quiero reiniciar compartiendo algunas reflexiones, muchas de la cuales son conocidas y hasta documentadas. La forma como la mayoría de los políticos ha adelantado las campañas ha desfigurado la función de la política, muchas personas están acostumbradas a recibir cosas (tejas, cemento, mercados, electrodomésticos) durante las campañas. Mucha gente esta aguantando hambre, no tiene resuelta sus necesidades básicas, su mente esta concentrada en resolver las necesidades del día, con hambre y sin una cultura de la participación responsable, para la gente es muy fácil el día de elecciones vender su voto.

Los candidatos prometen o “realizan” obras durante las campañas. Un candidato aspirante al congreso termina entregando mejoramientos de pisos en tierra y pollos, gallinas o repollos. El mal ejercicio del poder de los gobernantes, ha hecho que el ciudadano no tenga claridad frente a sus derechos y las responsabilidades del Estado. A la comunidad le establecen que necesita de un político o de un intermediario-candidato para ejercer sus derechos. La manipulación de la comunidad ha hecho que se pierda la confianza en la política y aquí encontramos una de las causas del abstencionismo.

Las universidades, las organizaciones no gubernamentales, los medios de comunicación o los gremios, son pocos los espacios que abren para los debates de ideas y propuestas. Los pocos que se hicieron se concentraron en temas de coyuntura como la despenalización del aborto o la unión entre parejas homosexuales, sin embargo, no se analizaron propuestas para mejorar la distribución del ingreso en Colombia o para implementar una nueva organización territorial.

El día de elecciones ha sido claramente analizado por La Tarde en el editorial del 19 de marzo sobre los cuestionamientos de fraude electoral, por el doctor Iván Marulanda, el 21 de marzo, donde describe el proceso como una competencia de plata y no entre partidos o de ideas y en el editorial del 23 de marzo titulado: “Corrupción electoral limita la democracia”. Como aspirante no tuve ningún testigo electoral. Democracia sin garantías electorales no es democracia.
Cambiar lo anterior es todo un reto, sin embargo, hay hechos positivos: en todos los estratos hay sector de opinión, en los barrios marginados hay jóvenes que con gran esfuerzo están estudiando para ser profesionales y quieren trabajar por su comunidad, hay personas conscientes de su responsabilidad como ciudadanos, hay empresarios comprometidos y con responsabilidad social, hay amigos, hay familiares y hay mucha gente buena que confió y creyó en nosotros. Para todas esas personas: Muchas Gracias por permitirnos iniciar con la cuarta votación más alta del departamento, con una campaña con pocos recursos, pero con propuestas y detalles (entregamos 15.000 libritos de relaciones humanas y de reflexiones sobre nuestros males). tejiendociudadania@gmail.com