martes, enero 24, 2006

Maltrato infantil: Un problema de todos

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 24 de enero de 2006



En las últimas semanas, la opinión pública ha conocido crueles casos de maltrato infantil, uno de ellos se presentó la semana pasada en Puerto Caldas, donde se encontraron niños amarrados, por su madre, con cadenas y en mal estado de nutrición. Colombia entera conoció el caso de los dos niños del departamento que fueron castigados por su madre, quien les causó quemaduras de segundo grado en las manos con una cuchara caliente. Los pequeños, de 7 y 3 años de edad, averiaron la parte externa de la lavadora cuando jugaban. La madre, al conocer el daño, los castigó para que "aprendieran".

Casos tan crueles como estos se registran con frecuencia en todo el país. El maltrato a nuestros niños ha aumentado en los últimos años. Durante el 2005 fueron reportados 9.513 casos de maltrato infantil en Colombia. De acuerdo con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), en el 2005 las denuncias por maltrato infantil aumentaron en un 35 por ciento frente al año 2004. Sin embargo, el número de niños maltratados puede ser aún mayor, considerando que muchos de los casos, no son reportados o denunciados.

El año pasado fue crítico para los niños y éste que comienza no puede ser igual. ¿Qué se puede esperar de una sociedad que permite que se maltraten sus niños? Nuestros niños son maltratados física y verbalmente y son abusados sexualmente. Según el Instituto de Medicina Legal, el 84.3 por ciento de las víctimas de violencia sexual son menores de edad, la mayoría niñas entre los 10 y 14 años.También los niños son asesinados. En promedio, dos niños son asesinados cada día en Colombia. Los niños son una de las principales víctimas del desplazamiento interno que afectó a más de 42.000 niños el año pasado. ¿Cómo pueden abandonar los padres a sus hijos recién nacidos? Hay una gran cantidad de casos de bebes dejados en los andenes, en las orillas de los ríos, en los cajeros automáticos y hasta en los basureros.

El maltrato físico o psicológico afecta el desarrollo psicosocial de los niños. Las cicatrices del maltrato no son sólo visibles, también lo son invisibles, los marca emocionalmente. De acuerdo con el ICBF, los menores maltratados verbal o físicamente presentan un deterioro en su desarrollo psicomotor, un mal estado nutricional, se enferman más, son más inseguros y les cuesta adaptarse a su entorno social. También pueden presentar dificultades de aprendizaje y rendimiento escolar.

No más niños maltratados, ni asesinados, ni abusados sexualmente, ni bebes abandonados, es de elemental humanidad y responsabilidad social reaccionar ya. La solución no se encuentra sólo en las normas que aumentan las penas para quienes maltraten los menores. En el fondo hay una pérdida de los valores fundamentales: el valor de la vida, el amor por el otro, la responsabilidad con los hijos, la claridad frente al sentido y la responsabilidad de tener hijos y criarlos dignamente.

Todos debemos unirnos en una gran campaña contra el maltrato infantil en todas sus formas: las entidades públicas, las empresas, las organizaciones no gubernamentales, las iglesias y todos los ciudadanos.

martes, enero 17, 2006

Mujeres, Desigualdad y Pobreza en América Latina

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 17 de enero de 2006


Como a muchas mujeres, me alegró la victoria de Michelle Bachelet, la primera mujer Presidenta de Chile. En América Latina, muy pocas mujeres han logrado llegar a la presidencia. Una mirada femenina, de una mujer preparada, será importante para asumir el reto de construir un modelo de desarrollo más equitativo para Chile. Las democracias de América Latina han empezado a reconocer el trabajo de las mujeres y el valor de su participación. Colombia seguramente también tendrá en pocos años la primera mujer Presidenta.

Bachelet se propone trabajar en uno de los principales desafíos de la política social en América Latina: reducir la desigualdad en la distribución del ingreso. Chile ha sido el país con mayores tasas de crecimiento económico en los últimos años y ha logrado reducir la pobreza, sin embargo, no ha logrado una distribución equitativa de ese nuevo crecimiento. Avanzar en la equidad es un gran reto en una región que, durante la última década, ha tendido a mantener y en algunos casos a aumentar la desigualdad.

América Latina, según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), ha registrado crecimientos en su Producto Interno Bruto (PIB), durante los últimos 3 años. El año pasado, el crecimiento fue del 4.3%, se disminuyó un punto el desempleo, la inflación continúo su tendencia a la desaceleración y se redujo la pobreza. No obstante, esta última sigue siendo extremadamente alta, el 40.6% de la población vive en condiciones de pobreza de las cuales, el 16% se encuentra en niveles de indigencia.

América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo. La brecha entre ricos y pobres ha aumentado en los últimos 10 años. El crecimiento ayuda a reducir la pobreza pero no es suficiente. Si la tendencia actual continúa, sólo 7 de los 18 países de la región cumpliría la meta del milenio, fijada para el año 2015, cuyo objetivo es reducir la pobreza extrema a la mitad.

El coeficiente de Gini (Indicador que mide la distribución de los ingresos entre los hogares), para la región, oscila entre 43.7 y 59.3, indicadores que reflejan una alta concentración del ingreso. Un país desarrollado como Noruega presenta un coeficiente de 25,8, es decir, es mucho menor la concentración del ingreso en los hogares más ricos de la población.

No es fácil el reto de Michelle Bachelet en Chile y de todos los países latinoamericanos de reducir la desigualdad. Tampoco será el trabajo de un sólo gobierno, necesariamente requiere el esfuerzo sobre factores estructurales como el acceso y calidad de la educación y del empleo, el sistema de protección social y con la manera como cada Estado maneje sus relaciones comerciales con otros países.

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El bosque natural no debe ponerse en riesgo. Por fortuna, la Ley Forestal regresará para una nueva discusión al Congreso. Una buena decisión del gobierno nacional. Un ejemplo de participación responsable de quienes lucharon por evitar que la ley fuera sancionada y un buen mensaje del Presidente que supo escuchar y reconocer las preocupaciones de los diferentes grupos.

martes, enero 10, 2006

Un reconocimiento a las mujeres colombianas

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 10 de enero de 2006


La revista SEMANA, a finales del año pasado, publicó un especial sobre las mujeres colombianas con el fin de rendirle un homenaje a cien mujeres destacadas y presentar momentos de la historia del país desde la perspectiva del género femenino. Sin lugar a dudas, la publicación resalta sus aportes, en diferentes campos como: la literatura (Elisa Mújica, Helena Araujo, Marvel Moreno, Laura Restrepo), la música (Matilde Díaz, Petrona Martínez, Blanca Uribe) el arte (Débora Arango, Marta Traba, Olga de Amaral, Feliza Bussztyn), la poesía (Meira Del Mar) la política (María Elena de Crovo), la economía (María Mercedes Cuéllar), la ciencia (Ángela Restrepo), el periodismo (Margarita Vidal, Silvia Galvis), la sociología (Magdalena León), la educación (Vicky Colbert), la antropología (Alicia Dussan, Virginia Gutierrez de Pineda, Nina S. de Friedman) y los deportes (María Isabel Urrutia, Ximena Restrepo). Muchas mujeres importantes seguramente quedaron sin mencionar y otras han quedado en el anonimato.

Ejemplos de heroísmo, de coraje, de capacidad, de sensibilidad y de compromiso con la defensa de los derechos de la mujer se reflejan en muchos de los escritos. Nos recuerdan las mujeres que lucharon contra el poder de España como Mercedes Ábrego, fusilada delante de sus hijos en 1813, o Antonia Santos fusilada en 1819 o Policarpa Salavarrieta, quien tuvo el mismo fin en 1817. También aquellas que empezaron a incursionar en la política como María Cano, Betsabé Espinoza, quien organizó la primera huelga hecha por mujeres en Colombia en 1920, Ofelia Uribe, defensora de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, Lucila Rubio de Laverde, Josefina Valencia de Hubach, Bertha Hernández, Esmeralda Arboleda, María Eugenia Rojas, cinco mujeres luchadoras por el lograr el voto femenino. En el arte, el reconocimiento a la pintora Débora Arango por su crítica social en la época conservadora.

Gracias a una cantidad de mujeres se han logrado conquistar en Colombia importantes derechos para las mujeres. No obstante, el porcentaje de participación de la mujer en los altos cargos públicos sigue siendo muy bajo. La mujer sólo representa el 13.2% de la Cámara de Representantes. Para el caso de las alcaldías el porcentaje es menor, del 7.3% y para las gobernaciones sólo del 6.2%. Después de medio siglo de sufragio femenino, ¿por qué seguimos siendo una minoría en el escenario político? María Emma Willis, investigadora, argumenta que las estructuras de los partidos políticos estimulan la formación de dirigencias predominantemente masculinas y además, las mujeres tienden a ser excluídas en la formación de las listas electorales.

Florence Thomas, tiene otra explicación, para ella, nos falta superar los elementos culturales que mantienen unos imaginarios muy resistentes para el lugar de lo femenino y lo masculino, representado en la cultura de la virilidad, que los ubicó como amos del mundo y de las mismas mujeres. Dice Thomas: “a las mujeres colombianas les falta conquistar el reconocimiento de su autoridad en cuanto sujetas de palabra, de deseos, de sueños, en fin, en cuanto ciudadanas de tiempo completo”, reconoce también que se necesita que las mujeres aprendan a creer en si mismas y a construir solidaridad de género. Esto último representa todo un reto para poder seguir avanzando en la conquista de los derechos y de los espacios de participación de la mujer.

martes, enero 03, 2006

El Diálogo: Lo importante es llegar a una conclusión

Adriana Vallejo de la Pava
La Tarde, martes 3 de enero de 2006

En un año político, como el que inicia esta semana, es importante el diálogo como forma de comunicación entre los diferentes actores políticos. En el diálogo se manifiesta la capacidad de comunicarse con el otro. No significa renunciar a las ideas o a las creencias propias, sino construir a partir de una mejor comprensión del otro.

Nosotros, las generaciones que no hemos conocido un país en paz, tenemos que promover una campaña no por la unidad de conceptos, sino argumentar, que la diversidad se puede combinar con el dialogo. No debemos auto aislarnos, por el contrario, debemos pensar formas en las cuales podamos ser lo más interactivos posibles, reconociendo la pluralidad y respetando las diferencias. Todas las personas y los procesos políticos tienen valores y algo que ofrecer. Se puede ganar mucho entendiendo mejor al otro.

Sin embargo, para que haya diálogo debe haber un sujeto dispuesto e interesado en dialogar. A una democracia no la debilitan las diferentes posiciones políticas, sino el poco interés por las mismas, y la permanencia de sujetos cuya motivación no es defender sus ideas sino sus propios intereses. En medio de la apatía ciudadana pueden sobrevivir los negociantes de la política o los perezosos que van a dormir al Congreso de la República.

Los medios de comunicación pueden ser facilitadores de diálogos políticos o ciudadanos, o por el contrario, pueden promover las polarizaciones que en nada ayudan a realizar un debate serio sobre nuestros problemas. Hay cansancio de las confrontaciones, de buscar siempre las diferencias y no los puntos en los cuales puede haber coincidencias.

Un diálogo sobre los contenidos de nuestras agendas de desarrollo regional o nacional, durante este año 2006, es más importante que polarizar al país entre los uribistas y los no uribistas o pensar que se puede realizar un análisis integral de nuestras políticas de desarrollo, separando: “lo humano”, “lo social”, “lo económico” o “lo físico”.

Para terminar, como decía Borges: “nuestra vida, como estos diálogos y como todas las cosas, ha sido prefijada. También los temas a los que nos hemos acercado. Con el correr de la conversación he advertido que el diálogo es un género literario, una forma indirecta de escribir. El deber de todas las cosas es ser una felicidad; si no son una felicidad son inútiles o perjudiciales. A esta altura de mi vida siento estos diálogos como una felicidad. Las polémicas son inútiles, estar de antemano de un lado o del otro es un error, sobre todo si se oye la conversación como una polémica, si se la ve como un juego en el cual alguien gana o alguien pierde. El diálogo tiene que ser una investigación. Y poco importa que la verdad salga de uno o de boca de otro. Yo he tratado de pensar al conversar, que es indiferente que yo tenga razón o que tenga razón usted; lo importante es llegar a una conclusión, y de qué lado de la mesa llega eso, o de que boca, o de qué rostro, o desde que nombre es lo de menos”.